El jurado del II Premio de Relato Fundación Fomento Hispania valoró en su fallo que existían dos relatos con igual mérito como para, ex aequo, conseguir el tercer puesto. Aquí publicamos el relato de Enrique Rey Vázquez, que obtuvo ese tercer premio, ex aequo, y que tiene por título ¨Abolición de la inercia¨.
En el siguiente enlace pueden descargar el archivo pdf del relato:
Junto con el relato arriba expuesto, añadimos en esta entrada un documento de audio en el que se puede escuchar el texto leído por el propio autor. También consideramos muy interesante el poder escuchar la entonación y el ritmo de lectura que Enrique da a su relato, esperamos que lo disfrutéis:
Pinchando en el audio podréis tener acceso a la lectura de Enrique Rey:
A continuación, unos párrafos en los que el autor explica cuáles son las ideas detrás del relato:
¨Hay en el cuento dos ideas que corren paralelas por él pero lo hacen a niveles distintos. Las dos tienen que ver con la imposibilidad de narrar con precisión, de referirse a algo tal y como fue.
Los historiadores saben que es difícil ser objetivo y el tiempo deforma todo lo que sucede, erosiona la verdad de cualquier hecho: la memoria no es infalible. Por otro lado, cualquier relato es también una manera de tomar posición, implica asumir un punto de vista, decidir qué partes de lo que se cuenta serán presentadas como las importantes, sobre qué episodios de una anécdota o de un suceso se pondrá énfasis y cuáles quedarán difuminados.
Pensando en esto y en mi experiencia con mi abuela, que me ha contado convencida muchos de los disparates a los que el cuento se refiere, me di cuenta de que entonces, no es tan importante la verosimilitud de un relato como su ternura. Yo nunca he sabido qué se le pasará a mi abuela por la cabeza cuando habla, en una conversación cotidiana y trivial, de un fantasma con el que charló, pero tampoco necesito hacerlo. El fantasma -nuestros fantasmas- cumplen alguna función para quien los nombre pero también para quienes escuchan, que se acostumbran así a pensar que las posibilidades son muchas y el mundo es amplio, que, aunque no sea en forma de fantasma, existe lo insólito.
La otra idea, quizá menos evidente y que últimamente me obsesiona un poco, es la de que un escritor no tiene que estar donde sucede la acción para contarla. Que basta con que lo que tiene que contar sea curioso, sea brillante, sea sorprendente para que tenga interés. Así, no importa tanto la verdad, como que la composición tenga una forma bonita. No importa tanto la precisión, como el conjunto.
Este es el resultado de confrontar el cuento con mis últimas ideas acerca de la literatura y los relatos. Puede también que no haya nada de esto y que lo único que esté en mi texto sea una bonita carta de amor hacia mi abuela.¨
Por último añadimos una fotografía del momento de la entrega del premio por parte del escritor Ignacio Merino
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